Este centro comercial, enfrente de mi casa y a la otra orilla del Nilo, tenía cientos de tiendas pequeñas, familiares en la mayoría de los casos. Tiendas de todo tipo, ropa, zapatos, cafeterías, joyerías, móviles, muebles, telas...etc.etc.etc. Oíamos los ruidos que hacían los saqueadores por la noche, rompiendo cristales, puertas y todo lo que se les pusiera por delante. Finalmente acabaron incendiándolo y hasta ayer aún continuaba echando humo. Los bomberos aparecían de vez en cuando, echaban agua y se iban...luego se reavivaba el fuego. En conclusión, cientos de familias sin negocios familiares y muchísimos más a engrosar
la larga lista del paro que ya existe.
viernes, 4 de febrero de 2011
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1 comentario:
Aquí me tienes, cumpliendo lo prometido.
Un besazo
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